Cómo liderar un grupo de trabajo

¿Tienes un grupo de trabajo a tu cargo y quieres ejercer como un buen líder? Tienes que trabajar tanto el trato profesional como el de índole más personal para lograr que tu equipo esté motivado, se sienta involucrado en el trabajo y tenga ganas de crecer y aportar sus conocimientos. Eso sí: no olvides que eres el líder y que, como tal, tienes que ejercer un poco de autoridad y marcar los límites. En este artículo te daremos algunos consejos acerca de cómo liderar un grupo de trabajo para que tengas en cuenta las cualidades más destacadas.

Instrucciones
  1. Uno de los aspectos básicos que tienen que existir para que un equipo de trabajo funcione bien es que los empleados estén motivados. Por eso, el líder debe mostrarse cercano, entender las aspiraciones que tiene cada uno, la situación personal que está viviendo y tratar a cada persona como un individuo. Los grupos están formados por personas individuales y es importante que el líder entienda a cada una de ellas, las conozca y las trate por igual.
    Por ejemplo, si una persona acaba de tener un hijo es importante que le des facilidades a la hora de trabajar o que le des más flexibilidad de horario; si alguien quiere más responsabilidades o probar tareas nuevas, debes dejarle que investigue, darle la posibilidad de que esté satisfecho con su trabajo. Tienes que tener en cuenta que cada integrante del grupo tiene aspiraciones distintas y que, por ello, deben tratarse de forma distinta. Mostrarte cercano, próximo y con versatilidad para aceptar nuevas propuestas es esencial para que tu equipo esté motivado.
  2. Pero no debes olvidar que el líder es el encargado y el responsable de que el equipo trabaje bien y de que se cumplan los objetivos que se imponen desde dirección. Por eso, es importante que, aunque seas cercano, no olvides tu faceta de autoridad y organización del trabajo para que el grupo funcione bien.
    Te recomendamos que, de manera frecuente, organices reuniones con el equipo para ver los progresos, evaluar las deficiencias y crear, así, un buen grupo. En estas reuniones también es muy positivo que estés abierto a escuchar las propuestas de todos, que estés dispuesto a oír las quejas y que te muestres con una actitud resolutiva y progresista.
  3. No debes olvidar que un equipo está formado por personas y, como tales, tendrán días buenos y días no tan buenos. La comunicación, el diálogo y la empatía son características esenciales que debe tener un líder para poder ejercer su papel de una forma positiva pues habrá veces que tendrás que llamar la atención a alguien, que tendrás que ponerte serio y reestructurar el trabajo; en estos momentos te recomendamos que siempre lo hagas en una zona aislada del resto de trabajadores (una sala de reuniones, por ejemplo) y que propongas alguna mejora.
    Por ejemplo, si últimamente no estáis llegando a los objetivos, en lugar de echar la culpa al trabajo, prueba de intentar detectar qué está fallando y cómo puede resolverse. De nada sirve una bronca si no propones un cambio o mejora. Como líder tú eres el encargado de procurar que el trabajo salga adelante y tienes que predicar con el ejemplo: ten una actitud analítica y proactiva y conseguirás que tu equipo también la tenga. 
  4. Para poder liderar un equipo de trabajo de una forma positiva es importante, también, que los objetivos que marques sean alcanzables y realistas. De nada servirá que marques una meta que los trabajadores nunca vean llegar y que, por lo tanto, se sientan frustrados y sin ver recompensado su esfuerzo. Premiar al equipo, reconocer sus méritos y darles un obsequio por su trabajo (aunque sea una simple comida) conseguirá que se sientan reconocidos en su entorno laboral y que tengan ganas de prosperar y mejorar día a día.
  5. Tampoco debes olvidar el sentido del humor y las relaciones más personales. Aunque tengas que ejercer como líder, tu equipo no debe verte nunca como alguien inalcanzable, como alguien con demasiada autoridad al que no se atreven ni siquiera proponer una mejora. Debes parecerles una persona cercana, amigable y comprensiva, solo así, conseguirás que el ambiente laboral sea afable y que la gente vaya a trabajar con ganas. Un equipo motivado es un equipo que dará resultados.
    Así que una buena manera de conseguir este clima es cultivar el sentido del humor, organizar de manera frecuente (por ejemplo una vez al mes) afterworks y mostrar tu lado más personal y humano en estos encuentros.


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